Buscando a Wally

jueves, 17 de junio de 2010

El Fútbol en Otros Ámbitos

COMO SOBREVIVIR A UN PARTIDO DE ARGENTINA ADENTRO DE UN HOSPITAL

Jueves 17 de junio, 8 y media de la mañana marca el reloj y es la hora pactada. Pleno día y horario laboral y comienzan las odiseas de los trabajadores para "escaparle" a las responsabilidades y poder ver el segundo partido de Argentina en la Copa del Mundo, frente a Corea del Sur. En el Hospital Nacional de Pediatría hice acto de prescencia sorpresivamente en el estar de los médicos de otorrinolaringología, a quienes conozco y pude compartir trabajo con ellos en otras oportunidades. De todos modos la improvisada visita es "a cara de perro", al "hola cómo andan?, vengo a ver el partido".
La "High Definition" no se hizo presente en ese pequeño espacio semifutbolero que reunía 7 médicos entre oftalmólogos y otorrinolaringólogos, 3 enfermeras de sexo femenino y dos administrativos. Así fue el primer tiempo. Mucho volumen, poca imagen. La antena que dormía sobre la cabeza de la tele empezaba a fallar y complicaba más aun la comprensión de esta maravilla llamada fútbol a los espectadores presentes. La conjetura más extraña que escuché fue cuando una médica aseguró que la imagen se perdía sólamente en el arco coreano, donde atacaban los argentinos en la primera parte. La admiración por Messi era total. Tévez en su rol de "ídolo popular" también despertaba comentarios positivos y los minutos empezaban a transcurrir. Fue asi como se produjo el primer gol y con él comenzaron las dudas. A la hora de festejar no, ya que el grito fue al unísono y efusivo. Pero la supremasía de público femenino y desacostumbrado al deporte de los 22 semidesnudos y la pelota no ayudaban a la comprensión de un gol en contra. Si no podían entender que un gol en contra se daba cuando involuntariamente un jugador introduce la pelota en su propia valla, cómo hacemos cuando el juez de línea levante una bandera y anule un gol argentino. Pasó. El segundo gol fue un párrafo aparte. La televisión falló y luego del cabezazo de Higuaín transcurrieron unos 5 segundos hasta que yo pude ver que la pelota había entrado y dije (con ciertas dudas) "Gol". ¡¡GOOOOOOOLL!! Nuevamente el grito masivo. Cerca de los 35 minutos una enfermera de 63 años dedujo lo siguiente: "son todos chinitos ellos". Sí, doña, desde diciembre sabemos que jugamos con Corea, y son parecidos a los chinos. Ella es buena e inocente, me felicita algunos lunes cuando se entera que gana Chacarita porque se confunde al Funebrero con Ferro, y no hay caso.
Luego del descuento surcoreano terminó el primer período y hubo tiempo para buscar un lugar donde se pueda ver sin tanta lluvia la tele. Por eso huí con una médica muy compinche amante del fútbol y fanática de Racing. Aparecimos en el segundo piso en un aula gigante llena de médicos y empleados del hospital que veían el partido en pantalla gigante. Allí se vieron camisetas, gorros, banderas y hasta cornetas! (aunque ahora las llamen vuvuzelas). El público que critica, critica, y critica durante 4 años había aparecido. Allí estábamos todos. Unas 300 personas, calculo. Todos argentinos. Clima de mundial a full. Mientras la Selección de Maradona (ese gordo conflictivo que tanto rechazo genera en la gente que no es del ambiente) liquidaba y goleaba a Corea luego de algunos nervios cuando aún estábamos 2 a 1, me puse a mirar esa "tribuna" hospitalaria que gritaba y aplaudía por un equipo de fútbol. Me di cuenta que estaba lejos de la querida popular de los sábados o domingos cuando la mayoría de la gente aplaudió luego de un tiro libre desviado de la Selección asiática que no terminó en gol. Eso no se aplaude en la cancha. Es como si aplaudiésemos la buena ejecución del coreano. También tuve esa sensación tras una chance de gol muy clara de Argentina donde toda la gente se levantó al grito de OHOAHHAHAOHO!!!!!. Cuando todos sabemos que en nuestro idioma esa sensación causada por una chance de gol desperdiciada se conoce como UUUUUHHHUUUUU!! (al menos es lo primero que nos sale a los hinchas). Agregamos que hubo aplausos en jugadas y a protagonistas, como se los llevó Tévez en el momento que fue reemplazado. Esos aplausos son los primos directos de los que se producen en el cine cuando termina una película: la pantalla no escucha señora!. Se oían exclamaciones provenientes de gargantas femeninas cuando la televisación se lucía con esas repeticiones en cámara super-lenta que mostraban por ejemplo a Heinze con todos sus pelos al viento saltando a cabecear provocando esa "impresión" típica del miedo y el contacto físico que genera un deporte al que nosotros estamos acostumbrados.
Y así sucesivamente hasta el pitazo final que desató la alegría. No era la misma felicidad que provoca ver ganar a tu equipo, donde te podés quedar cantando y saltando un rato, y te vas hablando con gente de lo que fue el partido, enterándote de otros resultados, o si cambiás de tema hablás con tus amigos de una salida nocturna u organización de un asado. Acá terminó y volvimos cada uno a nuestro lugar para empezar la jornada laboral. Los médicos hablan de sus cosas y usan sus palabras raras. Ellos son parte de esta sociedad que se despierta cada cuatro años y habla de fútbol como si yo me diera el lujo de hablar de neurología infantil. Son víctimas de esta euforia que genera un evento social jerárquicamente superior a cualquier otro acontecimiento deportivo. Quizás sean los mismos que critican al fútbol durante 3 años y 11 meses, pero ahora los vemos a todos unidos. Y acá estamos nosotros, los incondicionales, los enfermos, los apasionados, los que nos tenemos que mezclar entre toda la sociedad, porque cuando juega la Selección, jugamos todos.

5 comentarios:

  1. Alguien leyo todo lo que escribio sergio?

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  2. leer un poco algo de vez en cuando está bueno. Igual nadie está obligado a hacerlo. Y respecto a la pregunta, si, me han dicho que lo leyeron. Saludos!

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  3. yo lo lei y lo recomiendo, es una narracion con la q obviamente me identifico

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  4. Bue no pueden ser tan mala onda che! Que les pasa?

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