Buscando a Wally

lunes, 28 de junio de 2010

CEDA EL ASIENTO POR FAVOR


Qué bronca me da cuando estoy en un colectivo y al subir una embarazada veo que todos se hacen los dormidos. En ese momento prefiero cerrar los ojos para no ver semejante realidad.


Más allá del chiste y la actitud personal que toma cada uno ante esto, recordaba también algunas situaciones vividas que me llevaron a escribir unas líneas para compartirlas con ustedes. Uno fue criado de cierta manera y fue aprendiendo ciertos valores que, llegada la ocasión, deberá de utilizar. Pero siempre guarda lugar a la actitud pícara y ese afán permanente de querer sacar una mínima ventaja en cualquier circunstancia de la vida. Por eso me alegré esta tarde cuando vi a último momento un lugar desocupado adelante que me libraba de pararme para ceder el asiento a un anciano que tardó más en subir al colectivo que San Lorenzo en ganar una copa Libertadores. El viejo pobrecito tuvo un partido aparte con la máquina de las monedas sosteniéndose como podía de su bastón obstaculizado por los movimientos naturales de un colectivo en plena circulación. Así todo superó el desafío y con mucho esfuerzo se sentó en ese lugar que el destino le había reservado. No obstante me sorprendí unas pocas paradas después, cuándo entran a escena dos mujeres con sus respectivos bebés en brazos, "obligando" a dos pasajeros a resignar su comodidad. Siempre está la persona que marca el camino y ya deja su sillón libre antes de que la primera madre termine de colocar las monedas, lo que esperanzó en un 50% mis anhelos de seguir sentado. Allí fue cuando me sorprendí al ver que desde el primer asiento el mismísimo anciano que recién se había sentado y que a simple vista parecía que Dios lo estaba queriendo ubicar hacía rato para llevarlo con él, atina a levantarse para dejarle su lugar a la segunda jóven mamá que debía acomodarse. Puta, cuántos valores. Y yo que soy un pendejo de mierda con todas las aptitudes físicas y una plena sanidad corporal me quedo esperando que alguien de más adelante lo ceda. De todos modos la misma señora en cuestión se negó a que el hombre de avanzada edad y serias dificultades motrices se levante, y ahí fue cuando yo entré en acción. "Señora, por favor, siéntese". Y te sentís como si hubieses donado 10 millones de dólares a un comedor de niños carenciados, pero no está mal. Esto significa que las pequeñas cosas de la vida son las que demuestran los valores de la gente y cualquiera tiene diferentes oportunidades permanentemente de demostrar calidez humana con un pequeño acto de bondad. Tampoco está mal ante muchos espacios vacíos querer ubicarte en el fondo para evitar estas cosas cuando uno viene cansado de trabajar, pero hay que saber que cuando te toca te toca, y hay un momento en que alguna voz misteriosa de difusa procedencia te dice suave al oído: "flaco, dejale el asiento vos". Una vez que escuchás este mensaje queda en cada uno pararse o no, y la conciencia me queda tranquila, porque hoy yo me paré. ¿vos qué hubieras hecho?






2 comentarios:

  1. me movio el corazon tu comentario, yo vengo de quilmes y la verda q me siento al fondo para no ceder el asiento pero bue como dice poochi (el perro) "Me tengo que ir. Mi planeta me necesita".

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  2. Yo me levanto, y lo muelo a golpes al anciano decrepito por no viajar en combi o remis.

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