Buscando a Wally

lunes, 13 de septiembre de 2010

BIOGRAFÍAS

MAXIMILIANO GAY


La historia de este increíble jugador de fútbol está llena de situaciones extravagantes que la hacen apasionante de principio a fin. Todo se remonta a los años 80, cuando su padre Carlos Gay se juntó con su "madre" Tomás S. Gay Dellamanno. Había terminado la dictadura en Argentina y se asomaban tiempos más liberales. Pero esta pareja homosexual se excedió un poco de los límites, ya que recién en el 2010 se hablaría de matrimonio de gente del mismo sexo. No obstante los Gay hicieron honor a su apellido, logrando ingresar en el libro de records Guiness por ser el quinto caso de personas que hacen coincidir su apellido con su principal característica: Juan Carlos Vélez (hincha del Fortin); Matías Paco (apareció muerto en los alrededores de la estación Constitución); Mariana Blanca Albina (la aclaración está demás) y el jóven Tomás Cocca (realizó la publicidad de Coca Cola Paraguay por 6 años consecutivos). Llenos de planes y anhelos, estos dos muchachos emprendedores decidieron tener un hijo amparados por la clandestinidad. Lo más curioso del caso es que en la historia clínica del bebé en el Hospital Mi Pueblo de Florencio Varela está escrito que el pequeño Maxi Gay nació de parto natural con un embarazo normal.
Pasaron algunos años y el niño fue creciendo, quemando e iniciando nuevas etapas en su vida. Fue así como empezó jardín de infantes en la salita rosa, donde es recordado por regalarle flores a sus compañeritos. Los primeros traumas de su infancia comenzaron en la primaria, cuando en las reuniones de padres los compañeritos se daban cuenta que Maxi iba con papá y papá. A medida que pasaban los años cada vez más chicos iban conociendo el significado de la palabra Gay, creciendo simultáneamente las cargadas hacia él. La adolescencia fue dura. Maxi nunca bailaba en los asaltos y ningún chico quería hacerse amigo de él. Solía relacionarse con grupos de chicas y pasaba con ellas los recreos hablando de ropa y maquillaje: un día apareció disfrazado de mujer a los 16 años y tuvo que ser internado de urgencia tras una feroz golpiza.
Pero ese día lo marcó. Decidió replantearse la situación y buscar otro camino. Quería dejar otra imagen en la sociedad. Fue así como un sábado a la tarde se presentó en las canchitas donde jugaban sus compañeros al fútbol dispuesto a amigarse con el deporte. Cuenta la leyenda que esa tarde Maxi Gay la rompió, dejando admirados y sorprendidos a los compañeros. Fue así como este jóven se dio cuenta que había cosas más interesantes en la vida que probarse ropa y maquillaje, y se interiorizó en la vida de los verdaderos hombres. Esa noche llamó 3 prostitutas y se encerró en un cuarto con ellas, para ver qué pasaba. Al día siguiente aceptó la vieja propuesta de ya 10 años de antiguedad de su tío Cacho para ir de caza a Entre Ríos: Maxi se estaba haciendo hombre. Y siguió rompiéndola en el fútbol. El tío lo llevó a Boca, pero no tuvo éxito. Probó en Defensa y Justicia, pero tampoco estaba tan preparado para un vestuario como el del Halcón de Varela, por lo que decidió ir a jugar a Excursionistas con el siempre vigente sueño de llegar a la primera división. Ahora Maximiliano Gay forma parte del plantel del Deportivo Armenio, pero sigue viviendo en Florencio Varela: tiene 4 horas de viaje todos los días para ir a entrenar, entre el 148 y el 60 que lo deja en Ingeniero Maczwich. Dos compañeros se negaron a convivir con él en un departamento que le alquilaba el club por Panamericana, ya que algunos prejuiciosos relacionan el apellido con sus preferencias sexuales. Así va transcurriendo la vida de este mediocampista derecho que carga una mochila muy difícil de llevar: el pasado. Pero sigue adelante y no se detiene. Los obstáculos se presentan permanentemente: Maxi se siente discriminado cuando los compañeros le piden la pelota o los relatores lo nombran durante las transmisiones. La vida de Gay es dura, los muchachos de Armenio no perdonan una y los rivales lo hostigan durante los partidos. Pero él no presta atención y sale a la cancha cada sábado, esperando que algún día pueda vivir un poco mejor.

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