Buscando a Wally

miércoles, 9 de marzo de 2011

El fútbol que inspira

Hacía tiempo que no me inspiraba y me sentaba a escribir. El Hacha no me inspira, si bien tiene partidos buenos, nunca sale de la disciplina futbolística. Se me ocurrió sentarme a ver Barcelona - Arsenal, partido de vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones europea. El equipo español sin dudas es el mejor del mundo, y en esta oportunidad tenía como desafío enfrentar a un equipo que en Londres lo había vencido 2 a 1, un conjunto que, por lo visto en varios partidos de la liga inglesa en la cual no hace punta, siempre intenta jugar al fútbol y, con ese estético juego colectivo manteniendo la pelota en el piso, sin dudas seduce los ojos de los amantes de este deporte. Las circunstancias del partido llevaron al Arsenal a defenderse desde el primer minuto. El Camp Nou repleto lo condicionó y cuando empezaron a tocar Iniesta, Xavi, Messi y Dani Alves era un viejo wing derecho, el equipo inglés parecía Villa Dálmine ganando uno a cero en Barcelona a 5 del final. Se nos vino a la mente la última edición de esta copa, que sumó otro capítulo a nuestros ojos argentinos de esas viejas discusiones entre menottistas y bilardistas. Aquella vez el Inter fue a defenderse a Barcelona y logró el resultado soñado, clasificándose a la final y dejando afuera al gran fenómeno del fútbol mundial. Pero eso es para los que tienen una visión cuadrada de un deporte circular, que entienden que para ganar hay que hacer un gol y defenderlo como sea y a cualquier precio.
Cualquier otro equipo ayer hubiera entrado en la desesperación de la desventaja. Quizás un poco de prolijidad para atacar en el arranque, un par de intentos más en el primer tiempo, desesperación y pelotazos arriba en la segunda parte, para encontrar ese gol que quiebre a todo un equipo metido atrás. No es así el Barcelona, un equipo que ejerce el mismo fútbol en cualquier situación, ante diferentes adversidades. La pelota siempre patina sobre el césped y todos los pases van dirigidos a los compañeros. Prolijo pero dinámico, un conjunto de jugadores/atletas que entienden sus posiciones y las respetan, pero que se mueven todo el tiempo para quedar a merced del pase. Qué raro es ver jugar a este equipo... no hay centros. Usan tres delanteros, dos por afuera y por adentro va un tal Messi. Este pibe es argentino y es el goleador del equipo. Es el más 9 de todos, pero nunca le tiran un centro. Y eso que Villa y Pedro van por afuera, que Dani Alves va todo el tiempo al ataque, pero no caen en el recurso fácil del pelotazo al área. A veces no se sabe cómo hacen, pero encuentran los espacios. Inclusive ayer, contra nada menos que 11 defensores. Siempre se desprende uno para el pase largo, si le jugás al off side, la primera te sale; la segunda es mano a mano con el arquero seguro... y perdiste. No hay forma de jugarle al Barcelona, por eso gana siempre, por eso es el mejor. No se cansan nunca, todo hacen bien. Todos saben qué hacer y lo hacen bien. Esa sensación linda de ver un partido de fútbol 90 minutos prendido como si fuera el final de una película nominada al Oscar. No podés moverte de la pantalla, es probable que te pierdas un gol. Todo el tiempo está cerca de anotar. Pero lo más importante, que son 11 estrellas, pero juegan en equipo. Ninguno quiere sobresalir. Todos saben de sus condiciones pero entienden que al fútbol se juega en equipo y nada es más seguro que tocar y combinar. Saben que los goles vendrán, que la gambeta es un recurso y no una forma de lucirse del resto. Por eso rinde Messi, porque en ese equipo lo entiende así, sabiendo que el juego colectivo lo va a llevar a ser el mejor. Por un momento me puse en su lugar, dejé el nacionalismo de lado y comprendí que lamentablemente no hay 10 compañeros que lo entiendan de ese modo para vestir la camiseta argentina. Alguna vez se adaptará y brillará, podrá levantar la copa y reconciliarse con aquellos que lo critican. Pero eso es otra historia, son diferentes formas de ver y llevar a cabo el fútbol, algo que parece simple pero requiere 90 minutos de concentración y entrega de cuerpo y mente a una actividad. En Argentina estamos lejos, me di cuenta cuando en el entretiempo cambié para ver un rato Chicago - Témperley, realmente parecía otro deporte.
El partido terminó 3 a 1, Barcelona clasificó, y, aún sabiendo que un gol más del Arsenal lo eliminaba de la copa, estuvo realmente lejos de retrasarse en el campo, para qué, si el equipo inglés demostró de entrada que no era su intención atacar. El azulgrana podría haber hecho más goles, pero con tres alcanzó para darnos la cuota de fútbol, y por su puesto, la dósis de inspiración.

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